Somos dibujos animados en tres dimensiones. Caricaturizado digitalmente estoy más flaco y sin barba. Entro y salgo de mí, continuamente en ida y vuelta que no marea. Estamos flotando. Ella enfrente mío. ¿Qué es el fondo? ¿Qué nos rodea? Primeramente pienso en
No hablamos. Pero su voz suena en mi interior. Suave, con la paciencia del mar me dice que es una de las últimas pruebas para convertirme en Caballero Jedi. “Debes llevar el sable hacia ti sin verlo. Sintiéndolo”. Una vez que tenga el sable en mi poder, debo abrirlo y cortar milimétricamente en los dos puntos donde apoya su índice: Por debajo de la hebilla del pelo y en el cinto que sostiene la túnica. Si erro mis cortes la mato. Ella asume el peligro, yo el miedo.
Su voz continúa viajando dentro de mí, con eco rebota en las arterias y repite incesantemente que debo sentir el sable, si no, nunca podré atraerlo hacia mí. “Tus ojos deben permanecer cerrados. No debes abrirlos, de lo contrario el vacío nos tragará”. El aire nos envuelve. Los dedos de mis pies se encojen aunque no haga frío. Cierro los ojos. Vuelvo a salir y a entrar en mí. Visualizo toda la escena, desde afuera y desde adentro (sigo mirando y aún no puedo creer que soy un dibujo animado). Soy un espiral que pierde consistencia material. Focalizo mi ser en el sable, lo siento vibrar, siento el mango de metal aunque no lo esté tocando. El cristal de s
3 comentarios:
¿Fue un sueño?
Sea como fuere, muy buena descripción...
¿Y para cuándo la Experiencia de Paz?
Te espero el miércoles!
Abrazo,
Mati
Así es Matienzo, fue un lindo sueño. Aún no puedo creer que haya sido un cartoon.
¡Cuanta razón tenía Campolongo jajajajajaj!
Abrazo.-
Lo ví todo. Yo estaba allí...
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