lunes, 14 de diciembre de 2009

Un abrazo bastaría

Un abrazo bastaría
para encerrar la noche.
Unas manos de marfil
para acompañar las lágrimas,
un silencio en compañía
para caminar el balcón,
una melodía tarareada
para aflojar contracturas,
un soplo en la oreja
para soltar cosquillas,
un vientre de alelíes
para apoyar los ojos,
un espíritu libertario
para hachar prohibiciones.
Un abrazo bastaría
para abrir la noche.

Solicitada para destituir a Abel Posse

Se reciben adhesiones en ccom@mail.fsoc.uba.ar


Abel Posse no debe ser Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires

Que sepamos, Abel Posse no redactaba directamente los discursos de los genocidas de las Juntas militares de la dictadura de 1976, aunque no se privó de participar en ella desde oscuros rincones. Sin embargo, parece haberse decidido a redactarlos ahora, treinta y tres años después. La institucionalidad democrática le parece un escenario apropiado para aplicar sus destrezas de escritura a favor del discurso del terrorismo de estado, hasta tal vez mejor que la propia dictadura. Por cierto, lo hace en la época en que tal discurso puede encontrar la oportunidad de sostenerse en el voto de quienes estén dispuestos a apoyarlo. Un gobierno democráticamente electo lo designa Ministro de Educación. Pone bajo su conducción la educación de los niños y jóvenes que en un futuro próximo serán, muchos de ellos, estudiantes universitarios.

Lo que nos parece gravísimo no es su presunto ánimo polémico, que no lo tiene, porque todo en su discurso es apología del terrorismo de estado, denigración de la defensa de los derechos humanos, humillación de los pobres y desamparados, difamación macartista de las izquierdas, del progresismo y de las memorias históricas y políticas. Su discurso conforma una pieza memorable del uso del lenguaje al servicio del mal, la violencia estatal autoritaria, el crimen de estado legitimado por la razón de la fuerza. Es un discurso que convierte a gran parte de la población en enemiga delicuencial y víctima de la ley y el orden proclamados en sus versiones perpetradoras del horror, y por ello mismo adversas a toda norma, a toda convivencia, al menor asomo de una condición colectiva democrática.

Lo que nos parece gravísimo es que un ministro de educación designado se permita formular semejantes nociones y que además pretenda hacerlas pasar por la expresión pública de una labor intelectual.

Lo que nos parece gravísimo es que se presuma, desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que la línea que ha sido atravesada por Abel Posse con sus infamantes y denigratorias palabras de violencia y crimen pueda ser tolerada por quienes profesamos un compromiso con la educación, la convivencia democrática y la apelación a la política como camino para dirimir diferencias y conflictos sociales, en lugar del crimen y la represión.
Lo que nos parece gravísimo, entonces, no son sus opiniones -harto conocidas desde siempre-, sino el lugar desde el que se lo habilita para enunciarlas.

Desde nuestro ámbito, como docentes, educadores e investigadores de la Universidad pública, no podemos asistir a semejante acontecimiento sin manifestar nuestro horror y profundo e irreductible repudio ante lo que de ninguna manera constituye una polémica, sino un liso y llano atentado contra la vigencia de los derechos humanos y la democracia.

Llamamos a todas las comunidades educativas y a las fuerzas sociales, políticas y sindicales democráticas al pronunciamiento y la movilización contra el acto de lesa convivencia democrática que implica la designación de Abel Posse como Ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires.


Se reciben adhesiones en ccom@mail.fsoc.uba.ar


Se agradece la DIFUSION

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Uvas de ojos



Es mi casa y debo sacarlo al sol. Lo busco furioso y él se esconde en las sombras de los cuartos. Habitaciones y más habitaciones atravieso hasta que lo agarro por detrás. A golpes le rompo el espinazo, gozando cada quebradura de sus huesos muertos. El sólo suelta chillidos infernales. Ninguna palabra, ninguna letra; su mandíbula se abre monstruosa desplegando los colmillos. Lo arrastro del cuello, (sí, del cuello) desgarrando su frac negro por todos los pasillos hasta llegar a la entrada principal. No ruega ni pide compasión, menos perdón. Entre los alaridos suelta alguna risa perversa y escupe rastros de sangre. Uso toda la fuerza que tengo para desterrarlo de mi hogar y tirarlo al jardín. El cielo es celeste puro y sol poder de luz.

Su cuerpo se arquea como una oruga y sus ropas comienzan a chamuscarse. Es un placer ver como su vientre se abre y su cuerpo se vuelve plástico verde ardiendo en fuego. Chilla y se contornea como una serpiente herida. Mientras, una delgada mano de mujer suavemente toma mi hombro y me da vuelta. Dos ojos como uvas verdes fulgurantes me sonríen. Con sus dedos finos acomoda mi barba con la dulzura suficiente para espantar el olor a muerto quemado. Cierro mis párpados y nos besamos hasta sacarnos la ropa. Eléctrico como un pez bajo más allá del vientre hasta sumergirme en su rosa de miel. Claros y vivos los pétalos se abren sobre el césped, mientras, el vampiro arde hasta volverse cenizas.

Corazón de océano

Ella es
vórtice de magma
al fondo del mar.

Fugada de la Atlántida,
nueva desnudez
buscando alas.

Peces eléctricos
custodios del ascenso.
Caótica y desgarrada
ansía el viento.

Su cuerpo de lava
tiembla hasta fraguar
en espejada plata.

Ciega de espuma blanca
rompe la marea,
el aire la rodea.

Luz de agua
en la superficie azul,
suelta a puro vuelo
plumas de vapor.

Milagro de transformación
semilla de resurrección
corazón de océano
entrando al sol.

martes, 1 de diciembre de 2009

Mano

Es como si
en tu mano
ocurriera el Big Bang
y sistemas solares nacen
siendo yo un planeta
orbitando a la velocidad de la luz.
Flota el polvo de estrellas
y supernovas violetas
explotan al vacío.

Es tu mano,
casi seguro.

Una palma dorada hirviendo
que se hace vapor rojo
en los anillos de Saturno,
atrapa colas de cometas
y dibuja constelaciones
con forma de animales.
La Osa Mayor mira
alucinada, celosa
por quedarse alejada.

De verdad,
creo que es tu mano.

Cuando estoy a punto de aterrizar
un agujero negro nos traga.
y ya no es tu mano,
y ya no soy un planeta.
La tormenta cósmica pasa,
llevamos la misma piel
y como dedos traviesos
nos entrelazamos jugando
en la palma del Universo.