viernes, 25 de abril de 2008

Un soldado de América


Acida, surrealista, psicotrópica, lisérgica, confusa, ciberpunk; esas y muchas más son las características de la novela GUERRILLEROS (Una salida al mar para Bolivia) de Ruben Mira.
Como en tantas otras oportunidades mi amigo El Comandante CAM me dijo: "Leé este libro". Como en tantas otras oportunidades, le hice caso...
Esta no es una historia básica. Transcurre en Bolivia, en su selva y en una ciudad que nunca nombra. Resulta que hay un grupo de guerrilleros con una pila implantada en el cerebro, que se acciona con cocaína (sí, se la aspiran toda) y estos guerrilleros buscan desatar la ansiada revolución continental. La pila en cuestión esta conectada a una máquina llamada Matriz del Guerrillero Perfecto. La misma trabaja cuando los guerrilleros duermen y cual Matrix, los programa para la liberación americana.
A todo esto Existen dos corporaciones que luchan entre sí y contra los guerrilleros, para convertir a toda la población mundial en enanos y transformar las heces humanas en golosinas.
Diversos personajes surcan esta delirante historia: Niñas adolescentes vestidas con trajes de latex rosados, con pistolas que disparan condones llenos de semen; un mafioso que hace estatuas con personas vivas y hasta una iguana (sí, el animal) que es experta en armamento pesado y liquida batallones enteros de marines.
El libro tiene toda una ambientación de comic. Sus párrafos obligan a veces a una segunda lectura para poder imaginar lo que el autor describe.
La novela está relatada en primera persona y quien va contando las aventuras de los guerrilleros, es alguien a quien todos llaman Che.

En la web encontré este video, reafirmando el estado lisérgico del autor:


jueves, 24 de abril de 2008

Escéptico en colectivo

Un dedo dibuja la ventana
el boleto absorve humedad
quieto en el vidrio
pide una moneda para entrar

Agujas escupe el Cielo
el Infierno no le contesta
suficiente con la última noche
tan cerca de casa

Quisiera rezarle a un talismán
leer al conejo
discutir con el tiempo
aunque escepticismo calce en los guantes

Dobla en la terminal
resbala el boleto hasta el pasillo
la puerta lo devora
me da no se que dejarlo ir

ESCRIBIR PARA VIVIR


El poeta Juan Gelman recibió ayer el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes. Más allá de la justicia que representa haber obtenido la mención del autor del Quijote, quiero resaltar algunos pasajes del discurso de Gelman al recibir tal honor:

“Hoy se premia a la poesía, como fuera premiada ayer y aun antes en este histórico Paraninfo, donde voces muy altas resuenan todavía. Y es algo verdaderamente admirable en estos “dürftiger Zeite”, estos tiempos mezquinos, estos tiempos de penuria, como los calificaba Hölderlin preguntándose “Wozu Dichter”: ¿para qué poetas? ¿Qué hubiera dicho hoy, en un mundo en el que cada tres segundos y medio un niño menor de cinco años muere de enfermedades curables, de hambre, de pobreza? Me pregunto cuántos habrán fallecido desde que comencé a decir estas palabras. Pero ahí está la poesía: de pie contra la muerte

Sólo unos pocos se paran de pie contra la fría Parca. Agrego un último párrafo:

"¿Cuántas palabras aún desconocidas guardan en sus silencios? Hay millones de espacios sin nombrar y la poesía trabaja y nombra lo que no tiene nombre todavía. Esto exige que el poeta despeje en sí caminos que no recorrió antes, que desbroce las malezas de su subjetividad, que no escuche el estrépito de la palabra impuesta, que explore los mil rostros que la vivencia abre en la imaginación, que encuentre la expresión que les dé rostro en la escritura"

¿Cuanto poder hay en el nombrar? ¿Cuanta fuerza hay en despejar caminos nunca antes recorridos?
Recorrer caminos nuevos, desbrozar malezas subjetivas, no escuchar el estrépito de la palabra impuesta y pararse de frente contra la muerte; lecciones de vida que el Gran Maestro nos dio ayer y siempre.

lunes, 21 de abril de 2008

Puerto sin salida al mar

“Salgo a caminar sin rumbo, en un día cualquiera

pero un día cualquiera puede ser mucho más”

(La Portuaria “El bar de la calle Rodney”)



“Dentro de poco ya no vamos a escuchar el ruido del tránsito” dijo mi hermano y entró a la dietética. A causa de su acento, le pregunté al que nos atendió de donde era. “De Gualeguay, Entre Ríos” respondió. “Hace unas tres semanas que estoy en Buenos Aires, y la verdad que ya extraño. Esta ciudad es un quilombo inbancable”. Sonreí mientras le pagaba, para desaparecer al instante con la bolsa de tutucas adquirida.

Caminamos sin hablar por Lacroze, comiendo las tutucas en dirección al cementerio. Su fachada siempre me recordó al Partenón griego. Llegué a idear una fantástica unión grecoporteña, donde el cementerio era una morada más de los dioses griegos. No sabía muchos nombres ni cuantos había. Para mis seis años Apolo sonaba a algo poderoso, enorme. Mazinger Z hizo que a Afrodita la idealizara como una guerrera mecánica. Zeus, rey de los dioses y dios del cielo y el trueno: esa descripción se grabó con fuego en mi biblioteca mental. Lo imaginaba tirando rayos a diestra y siniestra, montado en una nube y viviendo eternamente. Llegamos al cementerio al mismo tiempo que vaciamos la bolsa de tutucas.
Atravesamos la entrada y miré a un mendigo tirado contra el portón, sin ni siquiera un cartón de vino, todo orinado y pidiendo dinero; en un arrebato de sincera hijaputez pensé en lo muerto en vida que estaba, cumpliendo su función de outsider del sistema. Una vez dentro no pasamos por la fachada griega, estaba en reparación, continuamos camino por una puerta lateral. Más adentro aún, mi niñez quedó desahuciada al comprobar por última vez, que el cementerio nada tenía de embajada de las deidades griegas: Augusto Timoteo Vandor, todo un lobo de metal señalando el cielo, miraba hacía el portón de hierro.

Surcamos la zona de los panteones, mi hermano continuaba sin decir nada. Llegamos al sector de los nichos. “Tenés razón, no se escucha ningún auto acá dentro”, le dije para hacerlo hablar. Mudo. Miró como buscando algo. “Nunca me acuerdo donde era que estaba el abuelo. ¿Vos siempre venías con la Abuela?”, finalmente soltó la lengua. “Siempre”.

Las personas que van a ver a sus seres queridos muertos al cementerio ¿los van a ver? ¿una tumba? Nunca entendí ese ritual. Pensé en lo que hay del otro lado. En lo que no hay. En como será. En como no será. En quien seré yo del otro lado, si soy, si hay otro lado. Pensé en las vidas pasadas, en la reencarnación, en el karma. ¿Cuánto habrá de cierto en todo eso? ¿Cuántos años humanos hay entre vida y vida? Un persa del siglo V antes de Cristo, ¿habrá reencarnado y leído de su pueblo viviendo una vida totalmente diferente, a cientos de años de distancia de esa vida anterior, sin reconocer absolutamente nada de eso, sin imaginárselo, sin que se le haya filtrado en algún sueño? ¿Habrá visto el Shakespeare reencarnado, sus propias obras de teatro? Mientras, continuábamos caminando.

Los nichos nos rodeaban. Uno al lado de otro, llenos de cenizas humanas. Algunos con cenizas de familias enteras. Paredes de tres metros de alto y ventipico de largo, como edificios del descanso eterno. Hasta la próxima vida. La práctica del ser humano de acomodarse uno arriba del otro, continúa hasta en la muerte.

Ninguno decía nada. Arribamos a la parte donde las cruces emergen de la tierra. Ordenado y perfectamente urbanizado. Tumbas de un lado, camino de baldosas numeradas en el medio y más tumbas del otro. Ubicadas por el año de fallecimiento. Acá 2004, allá 2003, le sigue 2002 y la manzana concluye en 2001. Los muertos tampoco se libran de los números.

Mi hermano prende un cigarrillo, se sienta en un banco y me hace señas de que espere unos minutos. Salto de la manzana de las cruces a la calle. Inmediatamente una camioneta me toca bocina para que me corra. Aunque un cartel diga que el máximo es de quince kilómetros por hora, los vehículos también nos ganan espacio en la muerte.

Recorro dos cuadras. De un taxi estacionado sale una melodía. Jhonny Cash canta Give my love to rose. El taxista duerme una plácida siesta. Hago una cuadra más. Llegó a la manzana del 2008. Una, dos, tres y así hasta llegar a la séptima tumba del lado izquierdo, fichada con el número 107. Está vacía. No tiene cruz. Sólo una lápida de mármol blanco. Mi hombro siente la mano de mi hermano que lo aprieta. Vuelvo a preguntarme, ¿Qué hay del otro lado? ¿Quién seré allí?, si soy alguien. Es la ¿hora? donde todas las creencias y religiones, se juegan ante su resaca opiácea. ¿Cómo continúa el juego? Entro. Se cierra la puerta. La tierra cae de a poco. Mi hermano enciende otro cigarrillo, lo entierra y deja que se consuma. Saluda y se va.




sábado, 19 de abril de 2008

Let there be rock

Luego de 8 años la banda de rock australiana más grande de todas vuelve a sacar un disco. AC/DC está grabando nuevo material en Vancouver (Canadá) y el mismo estaría saliendo a fines del corriente año.
Lo más probable es que este disco no se aleje mucho de la clásica temática rockera de la banda. Pero no importa, porque tengo torta y porque mientras Angus Young siga tocando la guitarra como siempre lo hizo y Brian Johnson conserve su tono de voz, estamos contentos. Va una entrevista radial a Brian contando del nuevo disco. Hagan cuernitos con sus manos y sacudan la cabeza, esperando que vengan por estas tierras.



viernes, 18 de abril de 2008

Un Romántico

Diego Armando Maradona es un personaje al cual catalogo de Romántico. Quien lee esta oración podrá pensar al principio que es una locura lo que estoy diciendo, pero en las siguientes líneas voy a tratar de explicar el porque de esta idea.

Alfredo de La Paz en su texto La Revolución Romántica habla del romanticismo como un hecho de la sensibilidad que se traduce en un estado de excesiva y permanente impresionabilidad, irritabilidad, intolerancia ante las tensiones y una cierta inquietud narcisista que tiende a complacerse de si misma y a agotarse en si misma. Diego Maradona, a mi parecer, reúne estas características. Es una persona que impresiona, tiene una imagen chocante, fue el más grande jugador de fútbol de todos los tiempos y es un personaje conocido (literalmente hablando) en el mundo entero. Es un individuo que se irrita constantemente, que es un intolerante ante una acción o idea opuesta a lo que él piensa o siente. Posee un narcisismo que es agrandado por la adoración que la gente tiene hacia él, y ese narcisismo a su vez es autoabastecido por el propio Maradona. Lo vemos cuando habla con algún medio de prensa o cuando por ejemplo dio el discurso en la cancha de Boca, el día de su homenaje y despedida de la Selección. En ese discurso Diego dijo que de ahí en adelante no importaba quien usara la camiseta número diez de la selección, que esa camiseta siempre iba a ser de él. Y eso fue avalado por la AFA y todo el ambiente futbolístico de la Argentina, al retirar la “Diez” de todas las selecciones de fútbol de la Argentina. Aunque la FIFA luego determine lo contrario.

Maradona es un personaje que aunque no tenga ningún dilema siempre se los está buscando o trata de encontrar algún otro personaje para confrontar. Diego tiene esa capacidad de sentir, de recordar, de lanzarse hacia lo divino, hablando en el ámbito estrictamente futbolístico o sea, dentro de una cancha de fútbol. En el verde césped fue capaz de realizar lo inimaginable con una simple pelota atada a su zurda. Supo formarse un estilo y técnica propia tanto en un campo de juego como fuera de él, de tal manera que se lo puede catalogar como un Dios del fútbol. Él solo ganó un mundial, él solo en un equipo pobre y del sur de Italia ganó varios campeonatos y copas, y llevo a ese club y a esa ciudad (Nápoles) a lo más grande de la historia del fútbol mundial.

Diego posee esa imagen oscura a ojos del capitalista mundo occidental de doble moral (su fuerte adicción a la cocaína, amigo de Chavez, quiere ir a visitar Irán y conocer a su presidente), caótica y demoniaca: basta recordar el incidente con los periodistas y el rifle de aire comprimido en su quinta. La gente ama u odia al “Diego”, no hay intermedios. Maradona posee ese talento innato de los románticos, ese bien como don de la inspiración que llevaba a cabo en un partido. Hoy en día, que Maradona ya no juega, podemos entender como su arte le servía como una suerte de indemnización para consolar esas posibilidades irrealizables que él tenia. Diego está insertado en un contexto social que lo fue consumiendo y matando de a poco, es un enfermo por naturaleza, más allá de su problema con la droga, es un enfermo en el sentido que lleva a cuesta suyo la cruz del sufrimiento. Es la historia del chico que nació en la villa, nunca tuvo nada y a los 18 años empezó a poseer el mundo a sus pies.

Maradona lleva consigo ese dualismo de la vida y la muerte, del bueno y del malo. Nace y muere al mismo tiempo, los periodistas lo matan y reviven. Dentro del fútbol él desvalorizó todo lo claro y duradero: rompió con el mito de Pelé, llevó a un equipo pobre a la riqueza más grande, y siempre respondió, y de hecho lo sigue haciendo, con su hostilidad romántica.


jueves, 17 de abril de 2008

NUBE TOXICA

Son las dos de la mañana. Escribo a esta hora porque hay paz, mis Maestros tienen razón, la noche es toda magia. Pero estoy intranquilo. Demasiada calma me pone tenso. La luna no se ve. El cielo está todo encapotado y no por nubes. Ayer estuvo fresco, anteayer hizo menos de diez grados y hoy el termómetro pasó los veinte. Ahora está bien para estar en cuero. El tiempo está raro, hace rato. Huelo a quemado.

Veo al Bambino Veira en Foxsports y revivo una de sus inmortales frases: “¡Tengo miedo nene!”. Yo también Bambi. Salgo al balcón. Pensé que se había ido o era un sueño, o el delirio de una mala resaca. Pero no. Es real. Demasiado real. Lentamente avanza. Durante el día había desaparecido, pero volvió con la noche. Como los espectros y los malos espíritus. Busco el cementerio pero no lo encuentro. Está tapado. Estoy a una manzana de distancia, ningún edificio me tapa y no consigo verlo. Lo esconde. Algo va a pasar. Parece quieta. Pero no. Avanza. Lentamente. Mansamente. Como si fuera llevada por alguna inerte corriente. Abraza mi balcón. Intenta meterse por mis poros. Toso un poco. El olor se torna insoportable

No quiero dejarme llevar por los medios y poner trapos en las rendijas o encerrarme herméticamente en mi departamento. Continúo intranquilo. Escucho ruidos abajo. No hay nadie. Ni un alma transita la avenida. Raro. Siempre a cualquier hora de la madrugada algún trasnochado se pasea por estos lados.

Más ruidos extraños llegan a mis oídos. Como crujidos mezclados con lamentos. Miro a la izquierda y no hallo nada. Me dirijo a la derecha y veo a Macri cerrando el Moyano y el Borda, jugando al Monopoly con los hospitales porteños. Achino los ojos y detrás suyo aparece Patti; mierda, al final está libre. Pero nada de esto me asusta, estoy acostumbrado. Lo que viene detrás es peor. Ahora comprendo todo. George Romero tenía razón. Siempre temí este instante. Supe que algún día iba a putear por vivir tan cerca del cementerio. Ahí vienen. Arrastrándose, revividos por la nube que nadie puede controlar. Salen del cementerio, de a cientos. Gritando por sesos frescos para alimentarse.

La nube, ella es la responsable. Desde Victoria (Entre Ríos), pasando por Zárate, el Delta y quien sabe cuantos lugares más que la televisión no quiere mostrar. Tranquilos pero convencidos ellos avanzan. Una horda de muertos vivientes van tomando la Reina del Plata. Es el fin. Se acabo. Si el Padre Brown estuviera aquí le preguntaría: ¿Tiene razón Cristina en responsabilizar al nuevo fetiche de los medios de comunicación, la masa uniforme poseedora de una sola identidad denominada por ellos simplemente como “campo”? ¿Habrá algún enlace entre la cultivación de soja y toda esta quema de pastizales? ¿Ganará finalmente San Lorenzo la Copa Libertadores de América? Mientras, la nube comanda a sus tropas. Vencen la puerta de entrada de mi edificio. En pocos minutos estarán aquí, con su putrefacto aroma clamando por mi cerebro.



¡Que les cosan el culo!

En el día de hoy, Benedicto XVI pidió "Cerrar las heridas" ocasionadas por los violaciones a menores, cometidas por sacerdotes católicos (les debo los nombres y cantidades) en los Estados Unidos en los últimos años. También pidió al (díganme si no es una graciosa frase) pueblo estadounidense que se reconciliara con la secta presidida por Ratzinger y que no olviden "las injusticias cometidas por los colonizadores a los nativos del continente".
En su discurso, Benedicto habló de una "cultura cada vez más secularizada y materialista" Que alguien por favor le recuerde el papel de la iglesia católica en los últimos 500 años de la humanidad, para saber el grado de protagonismo que tuvo en la conformación de la sociedad occidental actual.
También señaló que algunas ovejas "se inclinan a adoptar actitudes contrarias a la verdad del Evangelio". El Evangelio por si mismo no dice nada, hay que interpretarlo, lo que continúa demandando años y años de estudio. Las lecturas y comprensiones que viene practicando la Iglesia Católica Apostólica Romana a la Biblia, tergiversan un texto para transformarlo en una herramienta de control y coerción, para construir una sádica verdad y así tener el mando de la realidad social. Además si a esta altura de la humanidad, siguen con la ferrea oposición a la libre educación sexual y repartición gratuita de condones, los que quieren prevenirse del S.I.D.A. les llevan la contra.
Por último pidió una aguja e hilo......
Por suerte Dios no está en los detalles de hoy!

miércoles, 16 de abril de 2008

Diego Jeremy

En 1990 Cicciolina y Moana Pozzi protagonizaron Cicciolina e Moana ai mondiali. Una sátira porno que transcurre en el Mundial de fútbol de Italia´90 y donde ambos gatitos, desgastan sexualmente a las principales figuras de las selecciones contrarias, para que la Azurra se alce con el Trofeo de la Copa Mundial de la FIFA. Magníficos futbolistas son personificados en el film, tal es caso de Jurgen Klinsmann y Ruud Gullit. Obviamente no podía faltar el más grande de todos, caracterizado por el magistralmente dotado Ron Jeremy:


lunes, 14 de abril de 2008

sábado, 12 de abril de 2008

ESTELA PLATEADA

Esa mujer con la que una sola vez (sí, una única oportunidad aprovechada) fundí mi máscara. Nunca volverá. Ni debe volver. Ese deseo jamás sublimado. Ese cielo de mañana que nunca regresará y siempre desearé. Si regresa, ya no será lo que fue.

Una despedida para volver a encontrarnos, pero no aquí. Nos dispersamos, viajamos por el mundo y nuestra sangre para reunirnos en el lugar nunca imaginado, pero si sentido. Ese amor que fue (porque mientras fue no lo pensamos) y hoy no está.

Toda racionalidad vive en la melancolía y acrecienta nuestro sentimiento que por decantación, alimenta la chimenea de nuestra creatividad. Y sí, somos más proclives al arte cuando estamos tristes.

Cuando esa aguja corta la tanza, por ese abrazo que fue hace cinco minutos y detuvo el tiempo (inventado por los relojes, inventados por nosotros, inventados por…). Escapa a mi comprensión humana. Vos tu camino, yo el mío. No me importa si es el destino o qué, hoy es así, elijo esto, elegís eso. Separados. Y duele.

Intentamos equilibrar lo que no se puede equilibrar en vida. Intentamos acoplar a la humanidad en lo que no puedo manejar. Intento expresar lo mío en una proyección, uniendo a la masa de terráqueos que tanto aumentan mis nervios en los noticieros.

Es esto. Hoy. No se mañana. La tristeza. Esa gota de témpera (que no vuelve) que nos recuerda como fue. Como el tango: todo tiempo pasado fue mejor. Spinetta: Me niego a creer que todo tiempo pasado fue mejor. Disyuntiva. Lucha. Honra y honor. Sangre, demasiada sangre derramada. ¿Hasta cuando?

Avanzo. Dejando atrás el presente, mi vida, entonces, ¿Qué vivo? Como si quisiera atrapar el espacio creado por la fábrica, para, para…¿Qué mierda hago con el tiempo congelado? Ansioso. Tenés lo que quisiste y no sabés que hacer con eso. Sí, humano al fin.

Todo es mañana….un engaño.

Tristeza. Ese vaivén al caminar que no elegí. Sí, rabioso como uno de los cuatro apocalípticos (elijo al de la hambruna, así para cuando me arrepienta les puedo cocinar y redimirme al máximo), triste, por el desequilibrio vertebral.

Triste por la represión del espíritu. No dejando pasar lo que más allá de la cerradura cabe.

Salteás el Atlántico y tu amor queda. El mío vuela sobre él y persiste. Muere la tristeza. Pero no lo vemos. No queremos. Somos humanos. La necesitamos. Con una mano azotamos nuestra espalda y con la otra limpiamos la sangre. ¿Sociedad mundial? ¿Occidente? ¿Oriente? No sé, nunca crucé más allá del continente muerto.

Un barrilete de equilibrista. Entre modems y la piedra filosofal. La pluma sigue adelante, traspasa la sombra detrás de tus ojos, al niño que se hizo hombre. Sobre el mapa de combate los clavos la ubican, la drenan, la metamorfosean y vos y yo nos preguntamos que me ha pasado y que te pasará.

Guardo mi esperanza. Mejor no. La juego. A expensas de mi tristeza.

Alcanzo el equilibrio y evado la tristeza. ¿Cuándo? Pregúntenle a Azrael.

domingo, 6 de abril de 2008

FUEGO (el retorno del Grifo)


Una llama
un tiempo
un espacio
hoy

Ayer es el lazo del recuerdo
fuego en el presente
las llamas deshacen marcas
construyen cimientos


Calor padre
vida de la mano de Dios
es la sabiduría
adquirida al andar

Un "Te quiero" es escudo
honra y honor el mandoble
al frente en la batalla
el Grifo comanda

Velas sagradas
tus palabras iluminadoras
de la noche más oscura
el alma forja su armadura