jueves, 17 de abril de 2008

NUBE TOXICA

Son las dos de la mañana. Escribo a esta hora porque hay paz, mis Maestros tienen razón, la noche es toda magia. Pero estoy intranquilo. Demasiada calma me pone tenso. La luna no se ve. El cielo está todo encapotado y no por nubes. Ayer estuvo fresco, anteayer hizo menos de diez grados y hoy el termómetro pasó los veinte. Ahora está bien para estar en cuero. El tiempo está raro, hace rato. Huelo a quemado.

Veo al Bambino Veira en Foxsports y revivo una de sus inmortales frases: “¡Tengo miedo nene!”. Yo también Bambi. Salgo al balcón. Pensé que se había ido o era un sueño, o el delirio de una mala resaca. Pero no. Es real. Demasiado real. Lentamente avanza. Durante el día había desaparecido, pero volvió con la noche. Como los espectros y los malos espíritus. Busco el cementerio pero no lo encuentro. Está tapado. Estoy a una manzana de distancia, ningún edificio me tapa y no consigo verlo. Lo esconde. Algo va a pasar. Parece quieta. Pero no. Avanza. Lentamente. Mansamente. Como si fuera llevada por alguna inerte corriente. Abraza mi balcón. Intenta meterse por mis poros. Toso un poco. El olor se torna insoportable

No quiero dejarme llevar por los medios y poner trapos en las rendijas o encerrarme herméticamente en mi departamento. Continúo intranquilo. Escucho ruidos abajo. No hay nadie. Ni un alma transita la avenida. Raro. Siempre a cualquier hora de la madrugada algún trasnochado se pasea por estos lados.

Más ruidos extraños llegan a mis oídos. Como crujidos mezclados con lamentos. Miro a la izquierda y no hallo nada. Me dirijo a la derecha y veo a Macri cerrando el Moyano y el Borda, jugando al Monopoly con los hospitales porteños. Achino los ojos y detrás suyo aparece Patti; mierda, al final está libre. Pero nada de esto me asusta, estoy acostumbrado. Lo que viene detrás es peor. Ahora comprendo todo. George Romero tenía razón. Siempre temí este instante. Supe que algún día iba a putear por vivir tan cerca del cementerio. Ahí vienen. Arrastrándose, revividos por la nube que nadie puede controlar. Salen del cementerio, de a cientos. Gritando por sesos frescos para alimentarse.

La nube, ella es la responsable. Desde Victoria (Entre Ríos), pasando por Zárate, el Delta y quien sabe cuantos lugares más que la televisión no quiere mostrar. Tranquilos pero convencidos ellos avanzan. Una horda de muertos vivientes van tomando la Reina del Plata. Es el fin. Se acabo. Si el Padre Brown estuviera aquí le preguntaría: ¿Tiene razón Cristina en responsabilizar al nuevo fetiche de los medios de comunicación, la masa uniforme poseedora de una sola identidad denominada por ellos simplemente como “campo”? ¿Habrá algún enlace entre la cultivación de soja y toda esta quema de pastizales? ¿Ganará finalmente San Lorenzo la Copa Libertadores de América? Mientras, la nube comanda a sus tropas. Vencen la puerta de entrada de mi edificio. En pocos minutos estarán aquí, con su putrefacto aroma clamando por mi cerebro.



1 comentario:

CAM dijo...

clap clap clap... solo faltó raquel en el video.
El thriller no está en el cementerio...está en las urnas y sobre todo...En la jefatura de Gobierno!!!