domingo, 10 de agosto de 2008

FANTASMAS

Había una vez una personita que tenía mucho, mucho miedo. Esa personita lo único que quería era brillar como la luna, las estrellas y el sol. A veces lo lograba; pero otras los miedos se le aparecían en forma de dolores o angustias que le agujereaban el pecho. La personita iba de abrazo en abrazo, buscando espantar esos demonios que picaban su alma.
Una noche, la personita lloraba hondamente, por no animarse a confrontar esos miedos. Se preguntó mil y una veces por qué era una miedosa, hasta que no soportó más y se lo preguntó al viento. Este no le contestó. Mientras, sus fantasmas la rodeaban, cada vez más cerca le soplaban su aire muerto y le hacían buu, buu, buu; volviéndola muy chiquitita.
La personita, totalmente desesperanzada miró las vías del tren. Un escape cobarde a los ojos de los que la amaban, pero un final a su desesperación. Dudaba frente a los rieles, como tambaleaba ante su pánico. Aunque el terror la zarandeaba como el péndulo de un reloj, una lucecita latía en su interior.
“Quizás no es que seas cobarde, sino que te sentís cobarde” dijo una rana que comía insectos a unos pocos metros de la personita. Esta la miró con los ojos vidriosos de angustia. “Desde afuera siempre es fácil hablar. Pero el miedo de uno es el más grande de todos y nadie lo puede sentir como uno mismo” dijo la personita. La rana asintió, provocándole enojo a la personita que seguía buscando una respuesta exterior.
“Seguramente, si lo ponemos en una balanza, la angustia al atravesar el miedo espanta muchísimo más que la angustia sentida al estar parado frente a él” dijo la rana, mientras continuaba comiendo moscas con su viscosa lengua. “Sólo quiero que los fantasmas no me asusten más” lagrimeó la personita, buscando una fórmula, una solución instantánea que le permita exorcizar esos espectros que la paralizaban. La rana no dijo nada, continuó tranquila con su cena de insectos.
Las moralejas no sirven. Cada personita es un mundo, con sus colores y sombras, su coraje y miedo. Jugamos a crear para atravesar esa angustia paralizante. Si hay algo naturalmente humano, es la capacidad de elección. Cada personita elije, como puede, como le sale, como siente. Quizás, haciendo un poco de fuerza, mordiendo lágrimas, en el mismo miedo haya una sonrisa para nuestros fantasmas.

2 comentarios:

Laura dijo...

Las moralejas no sirven a algunas personas...sólo "darse la cabeza contra la pared" y a veces ni eso alcanza
Porque después viene el "tropezar con la misma piedra" varias veces. Pocas personas saben recibir consejos.
saludos!

Emiliano dijo...

¡Por todo eso que decís está este blog!
Sdos.