miércoles, 19 de marzo de 2008

AHI

Respiré, como la primera vez, fuera del vientre, en la primera luz, fuera de la burbuja de viaje. Con los pulmones casi limpios, sin mucha de la mierda que había arrastrado. Sin la presión del tiempo y su mecánica. Salí del espacio por unos instantes. Deseché el traje de humano, acercándome a las plantas, por un momento de paz. Fui vida primaria, en un pueblo tan imaginario como mío. Fui ruido uniforme, ganas de colores jugando a ser uno y varios a la vez. Sin preguntar por la raíz, quise saborear el cosmos en su climax. Sin entender sentido alguno, mezclé especias de vida y expandí mi Universo.
Hallé un hogar, en la colina, en la playa, en el río, en las hojas, en los animales, en las ramas, en los árboles, en el fuego, en el aire, en la tierra, en la arcilla, en la pintura, en las letras, en las cuerdas, en tus pasos, en los de ella, en los de él…
No llegué a ninguna conclusión. No adiviné nada. No apagué ningún infierno. No liberé a nadie. No apresé a nadie. No hubo matanza. No hubo venganza.
Fui vida en una noche, en un día, en el momento que quise, en ese instante que siempre quise. Lo tenía. Lo tuve. Lo tengo.
No regresé nunca más. Fui lo suficientemente espartano como para sobrevivir. Siempre quise más, aún lo deseo. Me convertí en batería, absorbiendo su energía. En mi cabeza, en mi pecho, en mis manos, en mis piernas, en mi sexo, en mis órganos, en mi alma.
Una carretera sin retorno. El mar que siempre quise surcar. Ahí está, conmigo en él.

2 comentarios:

Esteban Valesi dijo...

El misticismo es uno de tus mejores registros, Emi. Sin ninguna duda. Seguí posteando este tipo de cosas.

Saludos!

Emiliano dijo...

Gracias mi estimado.
Abrazo.-