lunes, 10 de agosto de 2009

ORIGEN DE LA PRIMERA RADIO SUDAMERICANA DE DUENDES

A mis tres amigos radiofónicos

Esta investigación histórica no figura en ninguna enciclopedia o texto oficial. Pero la radio existe. Quien pase por el balneario uruguayo de La Paloma será sorprendido por las emisiones radiales de los duendes.

Según trascendidos periodísticos y el chismoso boca a boca de los nativos charrúas, el 14 de junio de 1995 una nave extraterrestre enceguecida por el faro del Cabo Santa María se estrelló en la costa. Lo único que testifica este hecho es una explosión similar a una Aurora Austral vista por unos pocos pescadores, ya que ningún resto de algo quedó en el lugar. Algunos dicen que una filmación en vhs registró el hecho, pero a dicha apócrifa cinta ningún medio ha tenido acceso hasta ahora.

A tres días de ese episodio todas las frecuencias radiales del lugar comenzaron a ser interrumpidas en millonésimas de oportunidades, sin aviso y horario fijo. Con emisiones que van desde dos frenéticos minutos punks de duración, hasta 24 maratónicas horas seguidas de poesías, monólogos, melodías de silbidos y cuerdas; los duendes transmiten su mensaje al poblado costero.

Los datos allanados permiten sospechar que un numeroso grupo de duendes, nereidas y otros espíritus de la naturaleza, se apoderaron del ovni caído hace catorce años. Apropiándose así, de la tecnología alienígena que les permitiría transmitir sus aventuras radiofónicas. Con los aparatos técnicos marcianos, no sólo logran hacer rebotar cualquier tipo de luz en el edificio desde donde emiten para hacerlo invisible al ojo humano; sino que también asaltan todas las frecuencias de AM y FM sin ser detectados.

Cansados estos seres de la violencia irracional de la humanidad y las violaciones al planeta Tierra, decidieron incursionar con su propio medio de difusión para contrarrestar la provocación del ser humano. Con la tecnología marciana, conformada totalmente por elementos orgánicos biodegradables que se cree se alimentan de energía solar, los rebeldes elfos y náyades aspiran a penetrar en la sensibilidad primaria de hombres y mujeres de todas las edades.

Su noble anhelo de revolucionar un cambio mediante imágenes radiofónicas, los puso también en peligro de vida. Sabido es que estos seres son esquivos y sólo se presentan cuando ellos quieren, por lo que esta aventura radial los dejó a la intemperie de oscuros cazadores. Así fue que el 15 de junio de 1995, los mismos pescadores que divisaron la colisión del objeto volador, avistaron también tres helicópteros negros de los que descendieron un grupo de uniformados. Nadie sabe de donde vinieron ni hacia donde fueron. Sí, que actuaron en la zona (no se logró descubrir aún que tareas realizaron) con un silencio estremecedor. Incluso, algunas crónicas orales de la época afirmaban que varios de los testigos del fenómeno fueron desapareciendo con el correr de las semanas.

Hay quienes aseveran que los gnomos y ninfas defenderán su clandestinidad hasta el momento en que los seres humanos tomen conciencia de que la naturaleza “No es ninguna estación de servicio, proveedora de la infernal maquinaria industrial que está devastando el planeta”. Lamentablemente no hay ningún documento o grabación, que certifique estas declaraciones. Como un pacto de silencio entre un abuelo y su nieto, los habitantes del balneario juraron no grabar ninguna emisión para que cada una sea un presente instantáneo único e irrepetible.

A pesar de la sombría marea en contra la radio de los duendes sigue al aire. Ningún nativo de La Paloma ha visto el edificio desde donde transmiten, pero continúan percibiendo esas fantásticas emisiones que no saben de horario o frecuencia.

Fuentes consultadas: Las intensas y lisérgicas dunas de La Paloma.


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