lunes, 27 de julio de 2009

Destino

Al mar arrojado
en la novena luna
saboreó mi sangre
la primer angustia.

Sin al tiempo esclavizarme,
en voluntad y deseoso
con escamas de dragón luminoso.

Consciente o dormido
sin el torrente detener
sólo la muerte
arrebatará mi poder.

Te labro en sueños
para llevarte
al mundo despierto.

A los dioses dejo
las sorpresas del camino,
a mí me obsequio
la forja de un destino.

Por el oro solitario
de la Ciudad Buitre
temo ser viciado.

En pantano de nafta
puedo yacer ahogado,
espejismos malditos
de los que me quieren dominado.

Resiste y avanza
todo guerrero
fundido en confianza.

Sólo soy
lo que me mueve,
el amor,
para llegar a vos.

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