Parte el niño
parasiempre con traje
en gris plomo fundido.
Glorietas negras
deja por el camino,
lo lloran los vecinos.
Se va el niño
parasiempre huérfano,
a Dios ladran los lirios.
Un dos de oro
lleva en el bolsillo,
cerca suena el río.
Viaja el niño
parasiempre dejando
su lengua en el libro.
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