No era una rata
tampoco una sirena
quizás un centauro o súcubo,
no recuerdo,
las orillas son borrosas
y nadie tomó nota.
Recuerdo sí
dientes y pezuñas
su piel de piano
su magia hipnótica
ofreciéndome agua a cambio
de mis ojos.
Recuerdo también
convencerme a mí mismo
de aceptar mi propuesta.
1 comentario:
Buenas, gracias por pasarse, me voy a Plumas y espadas a ver qué onda, fraternal abrazo.
Publicar un comentario