Sobre cuerdas agoniza
su lengua vieja,
terca escriba
que no desecha la infancia,
sin embargo
el tiempo es imparcial
y constante,
entonces
frente a los huesos de las piernas
aullidos perdidos
iluminan la escalera.
Son las rodillas las que caen
y el cuello latiendo
el que desborda.
su lengua vieja,
terca escriba
que no desecha la infancia,
sin embargo
el tiempo es imparcial
y constante,
entonces
frente a los huesos de las piernas
aullidos perdidos
iluminan la escalera.
Son las rodillas las que caen
y el cuello latiendo
el que desborda.
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