sábado, 16 de julio de 2011

Haciendo lo que puedo hacer (para volver de ahí)



Dos minutos de melodía
una ráfaga de vida eléctrica
y el crujido de la mandíbula
señala el fin de las palabras.

Pero aún nos quedan los brazos
y piernas sin pinchar,
nos escondemos así
mudos y valientes
de la jeringa de Dios.

Si fuera por el veneno aquél
aún estaríamos en coma
soñando sin dolor
siendo fantasmas
o tal vez clones sin almas.

Dos minutos de latidos
(nos susurran...
una ráfaga de oxígeno
...que aún estamos aquí)

Dos minutos de trueno
nos confirman...
una ráfaga de huesos
...que volvimos de ahí.

No hay comentarios: