domingo, 7 de febrero de 2010

Jeff Buckley

Un cuello
resbaladizo
tan fácil de tocar
lujurioso
tan difícil de atar.
Antes
cuatro ruedas de plata
contorneando los Andes,
después
un 39 chorreando
luciérnagas sobre Maure.
Tomé más
de lo que debí tomar,
pensé más
de lo que quería pensar,
y necesito regresar
junto a mis pasos
entre el aire,
donde los lagos.
No te vayas
a nado
no escapes
ahogado,
un último adiós
cantando
al Puerto
regresás.


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