Miro mis manos buscando
sólo encuentro
estatuas de chacales,
parecen tener fiebre
lo que sí está confirmado
es su mirada asesina
¿Cuánto llevarán ahí?
Si no estuviera encadenado
quizás les caería en gracia.
Bajo el horizonte emerge
una tormenta,
las estatuas ni se inmutan
tampoco interrumpen
sus tenaces mordidas
a mis palmas.
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