Parece la nada misma
(¡Cómo si la hubiésemos visto alguna vez!)
y sólo es
la nieve más fría y mortal
de la vejez.
Taconea al corcel
aunque castañeen los dientes
o los nigromantes suelten tumularios.
En esta noche eterna
un largo invierno ya,
ni hechizos quedan
para alquimizar escepticismos.
Sigue el jinete
taconeando y respirando,
de reojo acariciando
la empuñadura y próximas lunas.
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