1. El Guerrero nunca se rinde, muere dignamente con amor propio y fundido a su espada en el campo de batalla.
2. El Guerrero no avanza siempre desaforado y ciego de sangre. Se detiene cuando siente que más no puede y llora hasta que la voluntad y el deseo amanecen nuevamente.
3. El Guerrero acepta y asume su finitud, y siente a la muerte como una alquimia más del Universo. Y eso lo asusta.
4. El Guerrero descree de lo determinado y en cada paso germina su existencia.
5. El Guerrero templa su humildad para encontrar primero y exorcizar luego sus miserias, dolores y miedos.
6. El Guerrero emprende cada acción con todo amor, intensidad y pasión. Asumiendo los riesgos que ello implica.
7. El Guerrero entiende que en esta vida humana nunca será un ser puro, que sus miedos mutarán y lo constituirán hasta el fin de su existencia corporal.
8. El Guerrero contagia su espíritu a sus seres queridos, aprende de ellos, los acompaña a sol y sombra, los contiene y refugia en ellos, y bajo ningún punto de vista los abandona. Sobre todo con las almas que van naciendo.
9. El Guerrero sabe que no puede manejar todo y que la existencia es un mar tan inexplicable como sorpresivas e incontables las posibilidades que en el puedan surgir. Y que nunca va a saber que puede suceder con la próxima marea.
10. El Guerrero por sobre todas las cosas ama lo qué es y hace lo que hace porque ese camino construye voluntariamente. Y sabe que no puede ser nada más que lo qué es y cree en ello con todo su corazón.
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