Luego de la mano frotando
los cascarudos por la espalda
el desierto,
la tierra seca y agrietada
cuerpos familiares alejándose
y el niño caminando solo
en dirección contraria.
No hay horizonte
cuando los gritos vacíos quedan
sólo un fiero sol alumbrando,
mas alucinados los pies frenan
arrastrando con los ojos hacia
la locura al resto del cuerpo
y al pensamiento.
El mundo se detiene en la calavera
en sus cuernos blancos
en los profundos y negros cuencos
en las hormigas que la limpian,
el mundo es la calavera muda
el oráculo
del iniciado.