lunes, 27 de julio de 2009

Destino

Al mar arrojado
en la novena luna
saboreó mi sangre
la primer angustia.

Sin al tiempo esclavizarme,
en voluntad y deseoso
con escamas de dragón luminoso.

Consciente o dormido
sin el torrente detener
sólo la muerte
arrebatará mi poder.

Te labro en sueños
para llevarte
al mundo despierto.

A los dioses dejo
las sorpresas del camino,
a mí me obsequio
la forja de un destino.

Por el oro solitario
de la Ciudad Buitre
temo ser viciado.

En pantano de nafta
puedo yacer ahogado,
espejismos malditos
de los que me quieren dominado.

Resiste y avanza
todo guerrero
fundido en confianza.

Sólo soy
lo que me mueve,
el amor,
para llegar a vos.

domingo, 26 de julio de 2009

El páramo de los súcubos


El Sol es un disco de concreto. Autopistas poceadas se cruzan serpenteando. Agarrado a la columna de un frío puente estoy. Partido al medio está este. Como el de unos metros más adelante. Como el de unos metros más atrás.

El asfalto donde continúo mi caminata es liso y brilloso, igual al sol. Adelante, bien lejos del último resto de puente el horizonte divide el cielo amarillo de la tierra seca. Restos de cáscaras de huevo y torsos de mujeres desnudas de mármol hay desparramados por el lugar. Sigo avanzando y una voz toca mi espalda. Una joven mujer acompañada por dos amigos míos; me pide que no me vaya. No tengo miedo pero sí repulsión al lugar. Debo irme, sin importarme lo que ella o mis amigos digan.

Con cada paso el bombeo de mi corazón se intensifica más. Acelero y ellos igual. Son mis sombras. Un hedor putrefacto nos inunda, a ellos no parece importarles, sólo reclaman, cada vez más insistentes y con violenta voz, que no los abandone ni me vaya de ahí. No puedo quedarme. El hedor, las autopistas destrozadas, los puentes por la mitad, las cáscaras de huevo amarillentas, los torsos de las mujeres petrificadas con cara de pánico.

Camino y camino y no me canso. Busco cada vez más desesperado una salida inhallable. Ellos parecen gozarlo. Uno de mis amigos me toma del brazo fuertemente, me suelto al mismo tiempo que lo insulto. Su cara deviene en rasgos malditos. Ella ríe.

Utilizando sus brazos las mujeres de mármol comienzan a arrastrarse hasta mí. Entre las cáscaras de huevos se mueven, cada vez más, metiéndose entre los puentes destruidos, en silencio, con el pavor delineando sus gestos. Los vacíos cuencos de sus ojos y las bocas negras hipnotizan mis pasos. Ella ríe. Ellos me toman de mis brazos. Otra vez, con baja voz monocordemente repiten que no puedo abandonarlos, que no debo irme. Buscando aire veo el sol gris encastrado en ese cielo cadavérico. Debo irme.

Estoy rodeado: ella detrás y mis amigos agarrando con más fuerza mis brazos. Los silenciosos torsos de las mujeres casi nos alcanzan. Debo dejar de mirarlas.

El sol se paraliza. Mis manos empiezan a vibrar. Sus palmas se iluminan en rojo. En rápido movimiento libero mis brazos y despego unos metros. Avanzo nadando en el aire, paso por debajo de otro puente roto. La desesperación me gana y no deja que pueda disparar los rayos de mis manos. Pierdo altura y uno de mis amigos me toma de los tobillos. Me devuelve al asfalto. Ella, habiendo perdido la risa se acerca corriendo y toma mi cara. Mientras sus manos arden, incesantemente repite que no puedo abandonarla. Mi respiración va disolviéndose por el vacío. Un jardín de alfileres brota en mi piel. Rodeado por todos y arrinconado contra la columna de un puente derruido. Con violencia me empujan contra el concreto.

Mis manos rojas pelean infructuosamente. Las mitades de las mujeres de mármol comienzan a rasgar mis zapatillas. Inflando el pecho lanzo un grito despavorido. Los torsos de las mujeres retroceden y sus cinturas comienzan a sangrar. Mis amigos chillan encarnizadamente. Ella se tapa los oídos y suelta una lengua de serpiente. Grito más fuerte, todo lo que puedo. Retroceden más todavía, acurrucándose entre ellos. No tengo voz. Se me nubla la vista. Un último intento, tengo que escapar, un último grito voraz que arrase con todo. Un último rugido que me aloja en un paisaje negro, sin horizonte.


viernes, 24 de julio de 2009

Lata vieja

Brillante,
bañada en
arena de esmeralda,
espejismo al fin
tu bocanada.

Tal vez un sueño
tal vez un dibujo
oxidado
grangenado,
tal vez, vos.

Rendida y aislada
¿quién sos?
Si la calavera hablara
seguiría como ahora,
fría y quebrada.

Enterrada en la maceta
se pudre lenta
¡lata vieja!
andamos tu y yo
olvidados en la tiniebla.

lunes, 20 de julio de 2009

Gerome

Cid Campeador de las Nieves
a ti me dirijo.
¡A ti!
que en la distancia protejes.

Es tu estandarte dorado
mi yunque vigía,
forjador del acero espartano.

Tus grifos de plomo
cantan al nuevo día
esperanza y vigor en sus melodías.

Cid Campeador de las Nieves
a ti me dirijo.
¡A ti!
que con hermano amor me sostienes.

No busques rimas,
no hay aquí
consonantes o asonantes.

Desde el fondo del cristal
con honor te doy
mi sangre y hermandad.

Cid Campeador de las Nieves
a ti me dirijo.
¡A ti!
que sol por corazón tienes.

lunes, 13 de julio de 2009

Vuelo

Voy a dorar
cada baldosa de tu mirar,
de tu pubis en la rivera
mi ola amarrar.

Penetrar tu casa
con leonina prestancia.

El presente nos dio
viento de danza,
la pista,
la panza.

En estrellas líquidas
explota la balanza.

Montado en grifo de rayo
hambriento voy
de la boca soltando
toda su población,
tacto rey de liberación.

Aprestan mis yemas
viboreantes lanzas eléctricas,
cazadoras atentas
a derretir
estalagmitas de tu pena.

Airoso
con paciencia y punzante
voy a volarte.

viernes, 10 de julio de 2009

Miedo

Calle oscura
solo
pasos en silencio
persecución insoportable
alejado de la bondad
cualquier paisaje
es malvado
doloroso
dañino
tortuoso.
¿Miedo a desaparecer?
El cuerpo frunce
en única torsión
de escalofrío
y deserción.
Pierdo el espíritu
de guerrero voluntarioso
con fuerza de oso.
Catarata de paranoia
sin fe en el camino
sólo vampiros
acechando
detrás de los pinos.
Con cada paso
el corazón acelera
en terror.
Sin luz de luna
las voces malditas
se aprestan filosas
a degollar mi existencia.
¿Es mi fantasía
o la vida misma?
Continúo por la vereda
ansiando llegar
apurando el tranco
defensivo ante el arrebato.
En cada exhalación
la muerte (¿¡vacío!?)
absorve mi respiración.
¿Es mi fantasía
o la vida misma?
Los adoquines no terminan
nadie bendito asoma
en soledad
pierdo templanza.
¡Luz dame confianza!

domingo, 5 de julio de 2009

¿Adónde la encuentro?

Debajo de una hoja
jugando a la resurreción
no es un mesías
lo que busca mi corazón.

Acaso los edificios
sepan su escondite
cielo sin orificios
sueño que no existe.

Son las doce
y sigue sin aparecer
antes del amanecer
debo su carruaje conocer.

Caigo sin tinta
extraño, casi de ficción
niego toda fricción
¿Cuántas décadas van?

Olvido para seguir
buscando nuevas coplas
cuencos de enredadas venas
fértil remanso de la pena.

Andando pasos escarlata
la derrota, crueldad arranca
en la frente una araña
detrás del lago el alba.

¡Detente sol!
estira la madrugada por favor.
Debo antes de dormir
penetrar en su vivir.

miércoles, 1 de julio de 2009

Despiadado y cruel Invierno

En el invierno
un duende colgado del balcón
cincela la noche
soltando lágrimas de algodón.

Un subte fantasma
triste, sólido de vacío
es caricatura héroe
en las viñetas del frío.

En el invierno
los búhos siembran
el embrujo maldito
sobreviven heridos
los creyentes del grito.

Ruego por inspiración
entre la nieve y el ardor
los espectros del convoy
vienen a robarme la imaginación.

En el invierno
el vampiro de hielo
secuestra soledades aladas
asfixiadas con silencio
nadie las resguarda.